miércoles, 30 de noviembre de 2011

DIAGNÓSTICO SOCIO-CULTURAL DESDE LA DANZA, LA ARTESANÍA Y LA MÚSICA SIKUANIS EN EL BARRIO CIMARRÓN, RESGUARDO DEL PAUJIL, MUNICIPIO DE INÍRIDA, GUAINÍA















TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÓN

1. JUSTIFICACIÓN

2. MARCO REFERENCIAL
2.1. ¿Sikuani o Guahíbo?
2.1.1. Ubicación y Distribución de la Población
2.1.2. Los Sikuani en la Historia
2.1.2.1. Lo Escrito por los Cronistas
2.1.2.2. Otras Visiones, Otras Historias
2.1.2.2.1. Maestros de la Supervivencia
2.1.2.2.2. Cantos y Llantos

3. MARCO LEGAL
3.1. Convenio 169 de la OIT
3.2. Constitución Política de Colombia

4. METODOLOGÍA DE INVESTIGACIÓN Y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
4.1. Etnografía
4.2. Herramientas de recolección de la información
4.2.1. Encuestas
4.2.2. Talleres

4.2.3. Salidas de campo
4.2.4. Diario de campo
4.3. Planteamiento del Problema: Árbol de problemas

5. HALLAZGOS: ESTADO DEL ARTE EN LAS DISTINTAS MODALIDADES ARTÍSTICAS EN LA ZONA DE ESTUDIO
5.1. La danza
5.2. La artesanía
5.3. La música

6. MARCO TEÓRICO
6.1. Multiculturalidad e interculturalidad
6.2. Diálogo de saberes

7. CONSIDERACIONES FINALES

BIBLIOGRAFÍA


INTRODUCCIÓN
Inicialmente, los grupos de investigación conformados por los estudiantes del grado undécimo pensaron sus proyectos de investigación para ser ejecutados en el barrio Cimarrón (resguardo de El Paujil, Inírida, departamento del Guainía), con habitantes pertenecientes a la etnia sikuani, con el fin de identificar o dar razones acerca de la pérdida o el interés que le ponen los jóvenes a los temas relacionados con sus saberes propios y las concepciones que tiene la gente de la comunidad, en general, acerca del arte. Debido a los descubrimientos que hicieron en dicho proceso, estas investigaciones terminaron por ser la revelación de la realidad social que vive casi la mayoría de las familias indígenas en este lugar y, dentro de la cual muchos rasgos propios de la cultura SIKUANI continúan vigentes.
Este trabajo pretende, a mediano plazo, impulsar el interés de los jóvenes en el conocimiento de la artesanía, la danza y la música tradicionales sikuani, pero también contribuir a la visibilización de las extremas condiciones en las que viven y que hacen más complejos los procesos de transmisión de dichos saberes. Por ello, fue indispensable para los grupos de trabajo indagar sobre la historia de la etnia sikuani, conocida también como “Guahibo”, consultar la relación social que tiene este grupo con las distintas manifestaciones del arte y su significado y también observar los cambios que han sufrido las mismas en medio de las circunstancias actuales, en todos los niveles.
Para efectuar la segunda etapa, los investigadores debieron desplazarse al barrio Cimarrón, de etnia sikuani mayoritariamente, que queda relativamente cerca del colegio, allí establecieron contactos con la gente adulta de la comunidad y recibieron su asesoría en cuanto a los temas de las investigaciones. La clase de investigación utilizada fue la etnográfica, pues participaron de la observación y la recolección de la información en terreno, con distintas estrategias para la recolección de datos. Se trató de recoger la mayor cantidad de información empleando la herramienta del diario de campo en los desplazamientos que hicieron, de la misma forma trabajaron con encuestas y talleres, entre otras actividades.
Una tercera parte de la indagación se realizó con las personas y entidades que podían hablarles de la realidad de los integrantes de esta etnia (Pastor de la comunidad del Paujil, Defensoría del Pueblo, Planeación), para así comprender muchas dinámicas que se dan dentro del grupo.
El objetivo es abordar el arte en algunas de sus distintas manifestaciones ya que, además de estudiar en un colegio con modalidad artística, consideran que el arte es un componente indispensable dentro de las culturas indígenas, es por eso que, al cotejar la visión del mismo que tienen los grupos étnicos, encontraron que es muy diferente a la que tienen “los mestizos”, pues el arte tiene una función complementaria para muchos rituales y manifestaciones de la espiritualidad del grupo.
Aunque el proyecto no sea solución inmediata para que los jóvenes se interesen por conocer y practicar la danza, la música y la artesanía tradicionales; puede ser un primer paso para que enriquezcan componentes culturales a los cuales se les ha dejado de poner interés, en este sentido, el aporte de nuestra institución es indispensable debido a nuestra modalidad, pues se espera que estas inquietudes de investigación sean una ayuda para fortalecer la comunidad materialmente; ya que sobre sus hombros reposa la gran responsabilidad ante el mundo de conservar y cuidar la sabiduría que tienen los ancianos y algunos jóvenes sobre el ARTE TRADICIONAL.
Desde una perspectiva pedagógica, ya más personal, considero que este trabajo constituye un primer intento de acercamiento a una realidad, tal vez, más compleja, de la marginalidad en el municipio de Inírida: ¿Por qué los indígenas deciden venirse de sus territorios a ser “parias” en la capital? ¿Cómo ha cambiado la configuración espacial, social y simbólica de los distintos grupos? ¿Qué tanto influyen los medios masivos de comunicación y las nuevas tecnologías en dichos cambios? y, sobre todo, ¿Qué está haciendo la institución escolar para analizar el problema y realizar los ajustes que nos permitan ser una Institución Intercultural, pero no como un nombre, sino porque su práctica pedagógica se caracteriza por la construcción del conocimiento en un diálogo de saberes, en medio del respeto y la paz, con el arte como nuestra razón de ser como colegio?


ANDREA MILENA NAVARRO TORRES
Lic. Lingüística y Literatura con énfasis en Etnoeducación. Universidad Distrital.
Docente de Humanidades y Lengua Castellana, La Primavera.


1. JUSTIFICACIÓN
Para abordar el tema del arte en las comunidades indígenas, es preciso considerar la manera como éstas conciben y viven las expresiones artísticas: la mayoría de los indígenas ha tenido relación durante su vida con la danza, la música y las artesanías propias de su cultura, éstas son espacios de crecimiento, de conocimiento, de socialización e incluso, de curación.
Particularmente en el tema de estas tres expresiones, las mismas se perciben de acuerdo a las relaciones que se establecen con la naturaleza y la comunidad, así como para la necesidad que deseen satisfacer con ellas. De esta forma, no sólo las manifestaciones artísticas occidentales son distintas a las indígenas, también lo son los criterios que se emplean para su creación y recreación.
A través de esta investigación buscamos lograr una comprensión más amplia y una revaloración de las artes tradicionales del pueblo Sikuani, para ello es necesario conceptualizar y analizar los elementos que las rodean, así como las circunstancias que pueden influir en su supervivencia.
Analizando lo anterior, surgieron estas investigaciones, primero para conocer de cerca las motivaciones que hacen posible su existencia, pero también ante la preocupación que nos causa saber que nuestros compañeros indígenas en el colegio y, en general, en el departamento, van dejando sus propias tradiciones atrás.
Es un paso muy pequeño, más aún cuando no pertenecemos a la etnia sikuani, pero creemos que muchas iniciativas juntas pueden conseguir que los jóvenes aprecien y sigan practicando los valores culturales propios, siguiendo el ejemplo de los ancianos que son, generalmente, los que más practican la danza, la música y la artesanía, con apoyo de los jóvenes indígenas podemos rescatar la práctica de las expresiones artísticas tradicionales.
Por otra parte, nuestras investigaciones nos han enfrentado a realidades sociales que teníamos muy cerca, pero que no conocíamos en su totalidad: es triste ver cómo la Constitución Política de nuestro país y muchas leyes internacionales, apuntan a la defensa de los pueblos indígenas, pero, al mismo tiempo, apreciamos la indiferencia del Estado ante la situación de las etnias; como nos lo dijo uno de nuestros jóvenes colaboradores sikuani, es muy difícil mantener la tradición cuando ésta se relaciona directamente con el entorno en el que se vive… así es difícil ¿Cómo se baila, cómo se canta, cómo hacer artesanía, si ya no son los mismos de antes?
Nosotros creemos que todas las personas y las sociedades cambian, pero también consideramos que es necesario recobrar los conocimientos indígenas de todo tipo, pues el diálogo de saberes nos enriquece como comunidades multiculturales, como colegio, como departamento, como nación. Ese es el principal motivo por el cual realizamos este trabajo.







2. MARCO REFERENCIAL
2.1. ¿Sikuani o Guahíbo?

2.1.1. Ubicación y Distribución de la Población
De acuerdo a la literatura existente, los Sikuani habitan las sabanas abiertas al lado de las zonas selváticas, se encuentran ubicados en varias partes de los Llanos: entre los ríos Meta (Norte), Orinoco (Oriente), Vichada y Guaviare (Sur), Manacacías (Occidente). Son el grupo más numeroso de la Orinoquía, existen comunidades en la zona fronteriza de la Amazonía e, incluso algunas viven en Venezuela. Las cifras de población son imprecisas. Distintos autores ofrecen cifras diferentes, pero en Colombia están entre los 20.000 y los 40.000 y los 5.000 y los 7.000 en Venezuela¹
Los Sikuani tradicionales o que viven en la zona “rural” del departamento tienen su asentamiento permanente al lado de los ríos y matas de monte, partes altas y cerca de los caños, para evitar las inundaciones, facilitar el cultivo y la supervivencia.
También se les conoce con el nombre de “Guahíbos” que por lo que se pudo indagar “Guaiba” es el nombre usado por los Tunebo o U’wa para designar las tribus "salvajes" de los Llanos; de la misma forma, se le da el nombre de Guahíbo a la familia lingüística o grupo de lenguas emparentadas, de la cual el sikuani hace parte, al igual que las lenguas de los grupos Cuiba, Macaguane o Hitnu, Guayabero o Mitua , de acuerdo a la clasificación que hace Francesc Queixalós, un reconocido investigador de la lengua y las costumbres de los Sikuani y otros pueblos de la Orinoquía y los Llanos.
“Sikuani” es como se llaman a ellos mismos, este grupo comprende una serie de grupos regionales denominados “Momowi”. Son agrupaciones que tienen algunas diferencias lingüísticas muy pequeñas y, además, un territorio más o menos reconocido. Los más tradicionales provienen de un antepasado animal cuyo nombre se pone antes de la palabra “Momowi” para nombrar al grupo. Este término se traduce por la palabra "raza" o "nieto de" y se parece un poco a lo que los occidentales conocen como el apellido .
En el departamento del Guainía, la etnia Sikuani está presente en 12 de los 28 resguardos indígenas, de acuerdo a los datos que nos suministraron los funcionarios del INCODER, sin embargo, esta etnia se ha caracterizado históricamente por su movilidad, lo que puede ser un factor de cambio en esta información; por otra parte está el hecho de que no se cuentan los sikuanis que viven en el casco urbano del municipio de Inírida y esto se evidencia en el hecho que, teniendo en cuenta dicha información, el resguardo del Paujil es territorio Puinave y Piapoco, desconociendo la presencia sikuani en el barrio Cimarrón.
A continuación se encuentra un cuadro de los resguardos con composición étnica Sikuani y los mapas que permiten ubicar espacialmente los mismos :

Resguardo No. Res Ubicación Etnias Comunidades
Minitas-Mirolindo Res. 001 Guainía – Vichada. Río Guaviare Piapoco y Sikuani Minitas, Mirolindo
Carpintero-Palomas Res. 004 Guainía – Vichada. Río Guaviare Sikuani Carpintero, Palomas
Laguna Curvina – Sapuara Res. 036 Guainía - Río Guaviare Sikuani - Puinave
Laguna Curvina, Sapuara
Sejalito - San Benito Res 037 Guainía - Vichada, Río Guaviare Sikuani - Piapoco
Sejalito, San Benito
Laguna Niñal - Cocuy - Loma Baja Y Loma Alta Res. 044 Guainía, Caño Guariven Puinave - Sikuani
Laguna Niñal - Cocuy - Loma Baja Y Loma Alta
Chigüiro Res. 074 Guainía - Río Guaviare Piapoco - Sikuani Chigüiro
Cumaral - Guamuco Res. 075 Guainía - Río Guaviare Sikuani – Puinave Cumaral y Guamuco
Río Atabapo Res. 082 Guainía - Río Inírida, Guainía, Atabapo
Curripaco, Puinave, Piapoco, Baniva, Guariquema, Piratapuyo, Wanano, Bare, Sikuani, Tucano, Desano, Cubeo Chaquita, San Juan De Atabapo, Cacahual, Merey, Ripial, Raudal Pato
Arrecifal Res. O84 Río Guaviare Sikuani Y Piapoco Arrecifal
Barranquito - Laguna Colorada Res. O85 Guainía - Vichada - Río Guaviare Sikuani Barranquito Y Laguna Colorada
Carrizal Res. 086 Guainía - Río Guaviare Sikuani Y Puinave Carrizal
Coro Coro Res. 105 Guainía - Guaviare - Vichada - Río Guaviare Curripaco - Puinave - Cubeo - Sikuani - Yeral Coro Coro
Cuadro de resguardos con composición étnica Sikuani en el departamento del Guainía


2.1.2. Los Sikuani en la Historia

2.1.2.1. Lo Escrito por los Cronistas
Si se tiene en cuenta que lo que se conoce como “historia”, es decir, que esta inicia con la invención de la escritura, tendríamos que decir que la historia del pueblo Sikuani ha sido descrita desde la visión de los colonizadores y evangelizadores, al igual que todas las culturas indígenas que habitan y habitaron el territorio colombiano; esto implica una historia contada desde el Cristianismo y el modo de ver el mundo de España, muy diferente a como lo ven los indígenas.
A pesar de las difíciles condiciones que representa el entorno selvático, los evangelizadores de distintas órdenes religiosas llegaron a muchos de los territorios de los Llanos y la Orinoquía y, en medio de su misión, escribieron textos en los que hacían descripciones que se conocen actualmente como crónicas; aunque dichos textos son considerados en muchos casos como los primeros documentos periodísticos del Nuevo Mundo, en la actualidad se sabe que sus contenidos están elaborados desde la concepción de una época y un contexto determinado.
“Son los Guagibos y Chiricoas (según la opinión más probable) dos naciones distintas, pero tan nativamente unidas y hermanadas, que parecen una nación sola; es gente guerrera (como ya dijimos) y de mediano valor; sus armas son arco, flechas y macanas, como las de los demás indios; andan desnudos todos, y motilados los cabellos, de manera que no se precian de criar cabelleras como las otras naciones de estos sitios; son muy raras las mujeres que andan con alguna decencia (…)”

Es comprensible que en estos testimonios documentales se apreciaran este tipo de descripciones, pues sabemos que los evangelizadores eran enviados por las distintas órdenes religiosas para “convertir” o “reducir” a los indígenas de las distintas etnias, es decir, para incorporar el Cristianismo y el idioma español en las mentes de los pueblos indígenas de Mesoamérica como una estrategia de control también sobre los recursos del Nuevo Mundo.
En apartes del documento escrito por Juan de Rivero, los Sikuani son relacionados con los Chiricoas, de quienes se dice que tenían una relación bastante armónica, que eran naciones “tan nativamente unidas y hermanadas” (RIVERO, 1736), tal vez porque su forma de vida era muy parecida: en muchos textos son descritos como un grupo nómada, antes de la entrada de colonizadores y evangelizadores, constituían un gran pueblo que ocupaba parte de los departamentos actuales de Arauca y Casanare y, debido a su gran resistencia corrieron la misma suerte que los Sikuani, siendo diezmados considerablemente lo que ocasionó su desplazamiento hacia Venezuela, donde adoptaron una forma de vida sedentaria, contándose un número aproximado de 173 personas .
De la misma forma, a lo largo del texto se resalta la condición nómada de los grupos Sikuani, quienes se han caracterizado por su movilidad entre la selva y la sabana con el fin de proveerse de recursos y mantener el intercambio comercial suficiente para abastecer sus necesidades materiales y espirituales; no obstante, al ser comparados con los gitanos, el autor sataniza sus actividades y costumbres, tachándolos de ruidosos, ladrones, ociosos e, incluso tramposos, bien sabido es que los gitanos fueron perseguidos durante la época de la Reconquista española en el siglo XV :
“Es esta gente muy numerosa; habitan desde los rincones más retirados del Orinoco, del río Meta y del Airico, hasta casi los últimos términos de San Juan de los Llanos; no se ha hallado gente en esta América más parecida á los gitanos de España; andan errantes y vagamundos, casi siempre en continuo movimiento, y por eso no tienen poblaciones, ni benefician tierras, ni hacen labranzas (…). Por esta causa son insignes y contumaces ladrones; andan por las poblaciones de otras naciones, y después de haber entrado á ellas en tropas considerables, como en procesión, con unos canastillos de palmas á las espaldas, para recoger limosnas, de que salen cargados, entran á las labranzas para robarlas, y llevar cuanto pueden; no les falta la propensión al cambalache, como no les falta á los gitanos, y se aparecen por el verano ó la primavera, como las golondrinas, bien cargados de sus mercaderías, para venderlas en los pueblos(…)”

Si bien, es una constante sobre los Sikuani en toda la literatura revisada su condición nómada, ésta obviamente debido al entorno en el que se movían tradicionalmente, la perspectiva del evangelizador corresponde a un momento y un contexto específico, además de su condición de religioso, que le da una lectura particular al recuento de sus descubrimientos; como se puede apreciar, las crónicas eran la descripción de lo que encontraron los evangelizadores en su contacto con las culturas, para nuestro caso, las de la Orinoquía y los Llanos y son un reflejo del contraste cultural tan profundo, de la no comprensión de los códigos de los “otros”, de su absoluta negación y, posteriormente, de la incorporación de una nueva forma de percibir el mundo a través del Cristianismo.
Mucho tiempo después, además de los jesuitas, la influencia simbólica de los “otros”, de los ”no indígenas” continuó su avance con misioneros, “cristianos”, del Instituto Lingüístico de Verano, miembros de iglesias protestantes como la Misión Nuevas Tribus de Colombia, establecida por Sofía Müller en el oriente de la selva colombiana desde los inicios de la década de los años cuarenta, generando un impacto cultural sobre los indígenas del área fronteriza entre Brasil, Colombia y Venezuela .
Al mismo tiempo que se daba este proceso de evangelización, se inició la alfabetización bilingüe y se produjo un sincretismo cultural, estableciendo rituales evangélicos adaptados a actividades ceremoniales tradicionales como el convite, que implicaba la movilización y congregación de distintas comunidades provenientes de lugares distantes en una sola aldea, donde se llevaba a cabo un intercambio de bienes; encuentros como la “Santa Cena” y las “Conferencias”, se basan en una construcción social tradicional de las comunidades más alejadas, en las cuales la cooperación es el cimiento filosófico que los Sikuani llaman "UNUMA” y que se aplica al convite para el trabajo agrícola.
2.1.2.2. Otras Visiones, Otras Historias
En todo este recorrido que ha significado conocer un poquito más a la etnia Sikuani, se han hecho descubrimientos importantes, “descubrimientos” porque al realizar este trabajo nos dimos cuenta que, a pesar de convivir con los indígenas en los colegios o en las actividades del pueblo, no los conocemos realmente, siempre se les ve y se les califica como si todos fueran iguales; sin embargo, hoy sabemos que la historia, que ha sido escrita a tantas manos, manos “blancas” ha estado marcada por visiones del mundo diversas.
Para la revisión de literatura que nos exigía una de las etapas del proceso de investigación, nos dimos cuenta que es muy poco lo que hay escrito sobre la etnia más numerosa de la Orinoquía, los textos provienen más que todo de la visión de los europeos, evangelizadores especialmente y, otras posturas nos llegan de los antropólogos y lingüistas cuya mirada, proveniente del discurso científico, no deja de ser una visión externa, alejada de la realidad objetiva, viva de este grupo.
No obstante, nos llamaron la atención dos libros en particular, los cuales exploramos y trabajamos en la clase de investigación con la metodología de trabajo colaborativo: uno de ellos es un trabajo sobre distintas etnias de Colombia titulado “Herederos del Jaguar y la Anaconda” de Nina de Friedemann y Jaime Arocha , del cual leímos el capítulo II: “Guahíbos: Maestros de la Supervivencia”; el otro texto es “Wajaliwaisianü. Sikuani Piatiriwi Pexi Tsipaeba” , una recopilación de relatos de la etnia Sikuani hecha por el lingüista catalán Francesc Queixalós, editados con la colaboración de la educadora e investigadora Sikuani Rosalba Jiménez y titulada es español “Entre Cantos y Llantos. Tradición Oral Sikuani”. De estos textos aprendimos cuestiones muy importantes sobre la historia y el pensamiento de esta etnia, que nos han servido para comprender en gran parte la realidad que viven los Sikuani en el departamento y, en especial aquí, en nuestro municipio de Inírida.

2.1.2.2.1. Los Maestros de la Supervivencia
Cómo lo mostraban algunos evangelizadores, los Sikuani, así como otros pueblos de la Orinoquía, se caracterizan por su movilidad, pues además de la caza, la pesca y la recolección, había necesidad de desplazarse a otros territorios para poder conseguir otros artículos necesarios para la supervivencia física y espiritual del grupo, unos de esos materiales eran los enteógenos , plantas de poder indispensables para el diagnóstico y curación de enfermedades, entre otros usos rituales.
Antes de la llegada de los europeos colonizadores y los grupos evangelizadores, los Sikuani participaban en una gran red comercial que permitían el intercambio de productos de selva y llanura entre las distintas etnias de estos territorios, escenarios como las playas constituían grandes y coloridos mercados interculturales en los que se comerciaba “Quiripa” (concha de agua dulce empleada como adorno, sinónimo de prestigio y, también como moneda), tortugas y sus huevos, pescado, canoas, hamacas, cerbatanas, flechas, sal, veneno, oro en “cochanos”, productos cultivados, pigmentos para la decoración facial y corporal, entre otros artículos. Este tipo de encuentros que duraban unas tres semanas, eran un momento de contacto intercultural, pero también una definición de la identidad de grupo, cada uno se identificaba por sus accesorios y adornos, así como por los productos que ofrecían para el intercambio.
Uno de esos grupos eran los Caribes, quienes se caracterizaban por su fuerza expansionista que cubría gran parte del Amazonas y las Guayanas, tenían una definida estratificación social y recibían tributos de otros grupos; aprovechando esta situación, holandeses, franceses e ingleses empezaron a armarlos y a pagarles en especie por conseguirles esclavos para los trabajos forzosos, fue así como empezó esta historia de persecución en la que los Cuibas y también los Sikuani fueron víctimas.
La gran riqueza de esta región transicional entre selva y llano, ha sido la motivación para la llegada de distintos tipos de colonización, así en el siglo XVI fueron los europeos, en el XVII las órdenes religiosas, jesuitas particularmente y en XIX, XX y XXI, por igual los grupos evangelizadores como las Nuevas Tribus (Sofia Müller) y el Instituto Lingüístico de Verano y los buscadores de oro, petróleo, tantalio, caucho, de zonas para la siembra de cultivos ilícitos, en fin. En medio toda esta gama de incursiones violentas, físicas y simbólicas, los Sikuani han logrado adaptarse y mantener costumbres vitales:
“Comprendimos la estrategia guahíba de la vida. Palpamos cómo se mueven en una sociedad contemporánea sin abandonar las tradiciones aptas para su medio natural y social y sin rechazar aquellas innovaciones que les permiten competir en su espacio vital y temporal”

Una de esas tradiciones, está constituida por una práctica, por una filosofía de vida que ha guiado al grupo y que ha posibilitado su supervivencia: ÚNUMA, si bien la adaptabilidad de los Sikuani ha hecho que adopten nuevas formas de subsistencia como la ganadería extensiva, la filosofía del trabajo comunitario que implica ÚNUMA, ha producido también formas de asociación muy importantes, como la Organización Indígena Únuma, fundada en 1979 y con sede en Puerto Gaitán (Meta), ésta entre otros logros, consiguieron expulsar a los evangelizadores, ha participado en el proceso de adquisición de tierras, ha asociado a artesanos, ganaderos y agricultores y, como en las épocas del intercambio intertribal, se ha constituido en un punto comercial reconocido.
Bajo este panorama, contado de forma tan resumida, sería bueno cuestionarse ¿qué tan influyentes han sido estas impresiones en la visión regional y nacional que se tiene del pueblo Sikuani?

2.1.2.2.2. Cantos y Llantos
Una de las tantas diferencias que existe entre la llamada sociedad “occidental” y las filosofías indígenas, es el valor de la palabra hablada: en la primera, esta ha ido perdiendo el lugar tan importante que tenía en las todas las formas de socialización, para ser reemplazada por la escritura como legitimación de toda relación y casi que de la existencia o inexistencia de algo y, en esta misma medida, las comunidades han ido incorporándola como principio de la relación con los demás.
Desde que somos pequeños nos relatan historias para entretener, para asustar, para enseñar, para dormir, pero estas historias siempre incluyen un sentido ficticio, creado para el propósito al cual se dirige, lo realmente problemático surge cuando se pretende incluir el MITO en alguna de estas categorías, es imposible hacerlo o por lo menos, no es posible hacerlo desde la forma de ver el mundo de los no-indígenas.
Cuando se consulta la palabra MITO en el diccionario de la lengua española, el concepto se acompaña de adjetivos como maravilloso, ficticio, sobrenatural, entre otros, además de ello, sus acontecimientos se sitúan “fuera del tiempo histórico” ; estas concepciones han sido construidas a partir de la visión de occidente que, desde hace muchos siglos ha confiado todo su saber acumulado en la escritura y que ha rebajado al mito a creencias supersticiosas, propio de culturas primitivas e inferior al discurso de la ciencia.
Desde la antropología, por ejemplo, las definiciones que se consultaron tienen de particular el abordar el mito como una narración de acciones ocurridas en un tiempo primero, originario, en el cual se repiten ciertos parámetros básicos como la intervención divina y su contacto con la humanidad, el encuentro de fuerzas opuestas y la resolución de un problema o caos inicial, enfatizando en el aspecto mágico, fantástico y sobrenatural que se hace visible a través del rito ; no obstante al entrar en contacto con los textos tradicionales sikuani, pudimos darnos cuenta que eso que llamamos “mito” es una realidad que se vive en el transcurrir cotidiano de cada individuo y de su grupo, los pueblos que tienen una tradición arraigada en la oralidad no conciben el mito como una alegoría, como una historia fabulosa, sino que dentro de su identidad étnica la palabra está presente en las acciones y en los pensamientos, en las decisiones, en la organización de la comunidad, en la distribución del trabajo, en la utilización de los materiales para los utensilios, en los diseños. El mito es filosofía, es ética, es norma, es espiritualidad viva y vivida:
“La historia comienza así:
Que primeramente no había nada, nada, nada de yopo en este mundo, ¿si me entiende? Porque hablando de yopo es… a nivel general. Que entonces había un man que tenía una suegra, estaba viviendo con la hija de ella y resulta que la señora tenía yopo entre la vagina, entonces todo el mundo decía: -No, esa señora tiene yopo entre la vagina-
Iban y le pedían y le regalaba, entonces como el man era… como todo loco así, que era un joven, era un joven supuestamente y vivía con la muchacha y la señora no tenía ni marido siquiera, entonces ya era un interrogante cómo tuvo la señora esa hija, pero supuestamente decía que ella tenía marido antes de tener yopo en la vagina. Que ella sí hacía el amor con otro hombre, pero le decía:
-No, hasta cierta parte, hasta ahí no más, no meta más de la cuenta-
¿si me entiende? Entonces si? Pasaba así.
Y los que querían emborracharse hacían el amor con ella, entonces hacían así y la cucha decía:
-No, no, no más a lo profundo, sino así no más por encimita-
Y ellos hacían el amor y claro, salían enyopados, borrachos (…)
Entonces que desde ahí, de esa parte, a partir de ese muchacho, surgió lo que es el yopo, ahí si crecieron las matas, dieron semilla y luego cuando vieron que si era yopo, empezaron a sembrarlo… y mucha gente dice que si no hubiera sido por él no hubiera surgido el yopo”

Al comparar el texto anterior, con la historia recopilada sobre el origen del yopo por el lingüista catalán Francesc Queixalós en los años 70’s, en la comunidad indígena Sikuani de Kotsipa (Vichada), nos sorprendió que, en rasgos generales, la historia es la misma, ya que nuestra concepción y utilización de la oralidad es tan limitada que pensábamos encontrar diferencias grandes debido a las circunstancias particulares de lugar y tiempo transcurrido entre uno y otro relato: por otra parte, el primer texto fue relatado por un joven y creíamos que por esto la historia iba a tener bastantes distinciones, pero lo que encontramos es un texto que en su esencia es el mismo y que sólo es modificado por un español característico de los jóvenes de ahora.
Tal vez el ejemplo más notable es el de Kaliawiri, que para los Sikuani no es sólo un mito, es un concepto y una vivencia, es el árbol del cual salen todos los demás alimentos y que es el hogar de los animales, es el sustento, es como el conuco, un espacio del cual se provee la comunidad.



unicación, la tradición oral sigue siendo un importante fundamento en los procesos de socialización y los niños Sikuani participan directamente en éstos con sus apreciaciones e interpretaciones. “El relato Kaliawiri, Árbol de Todas las Plantas”










El hábitat tradicional de los pueblos sikuani, piapoco y saliva lo constituyen las sabanas y las selvas de galería en la zona norte del departamento, mientras que los piaroa son tradicionalmente habitantes de la zona selvática y montañosa comprendida entre los ríos Orinoco, y sus afluentes: el Ventuari, el Manapiare y el Parguaza en territorio de Venezuela. Los grupos curripaco, puinave y cubeo son provenientes de los ríos Guainía, Inirida y Vaupés, respectivamente.

La zona esta cruzada por el Ecuador climático y constituye la frontera norte de la selva amazónica con las selvas de los llanos orientales. Comprende una gran biodiversidad y endemismo y su conservación es garantía del bienestar de las poblaciones allí asentadas. La ocupación indígena de estos territorios se remonta a por lo menos tres o cuatro milenios, generando un conocimiento y unas formas de manejo que han permitido la conservación del medio amazónico.

Para las culturas indígenas el territorio no es simplemente una extensión geográfica concebida como un medio de producción. Es un espacio codificado de convivencia con distintas etnias, con los antepasados, y con los espíritus de la naturaleza. En la tradición cultural, la producción y aprovechamiento de recursos se fundamenta en el equilibrio y la reciprocidad. Se produce según las necesidades de consumo y los excedentes se redistribuyen en contextos sociales y ceremoniales. Desde tiempos remotos han sido cazadores y pescadores. Se les puede denominar gentes de sabana, que han organizado la vida alrededor del agua: siempre hay al menos un caño cerca del caserío. Hoy en día las mayorías de las familias tiene embarcaciones, curiaras o bongos para pescar o pasear.

Para los indígenas, el territorio no es un espacio físico que se apropia en el sentido capitalista de posesión exclusiva, sino de conocimiento y manejo, como un legado de las generaciones procedentes. De hecho, muchos pueblos, a través de las relaciones sociales, económicas y ceremoniales, ocupan muchas veces el mismo espacio físico. El territorio de los pueblos indígenas comprende una infinidad de sitios sagrados e históricos, reconocidos en primer lugar por la toponimia. Sobre cada lugar existe una memoria consignada en las crónicas, mitos e historias de la tradición.










El Itomo, ciclo de ceremonias del segundo enterramiento, es uno de los principales rituales de los Sikuani. Mientras que el entierro primario es una ceremonia sencilla y solo interviene el chamán en caso de que se necesite averiguar quién fue el culpable de la muerte.
El entierro secundario consiste en una serie de bailes de "cacho de venado", como borrachera de yalaki en los que se entierra alguna prenda del muerto y que son preparatorios al gran baile en el que exhuman los huesos del difunto, se pintan con onoto y se vuelven a enterrar en una urna de cerámica.

































































Cuatrocientos años han logrado convivir armónicamente con los ríos, los bosques, las sabanas y la fauna.
Con su sabiduría para escoger los terrenos apropiados, producen yuca brava, yuca dulce, piña, caña de azúcar, plátano, ají, batata, ñame, pimientos. Además vegetales no comestibles como el barbasco, tabaco, algodón y elementos para producir alucinógenos como Capi y Yopo.
En la actualidad, los Guahibos constituyen la población indígena más numerosa de los llanos, aproximadamente 15.000 individuos en el territorio colombiano. Ubicados en los departamentos de: Meta, Arauca, Casanare, Vichada, Guaviare, Vaupés y Guainía.
SIKUANI es la autodenominación con la que actualmente afirman su identidad cultural, y la que prefieren en vez de Guahibo.

EL ARTE DE LOS SIKUANI
Las actividades artísticas de este grupo étnico han sido muy variadas y están relacionadas directamente con su organización social, costumbres, construcción de viviendas, la caza, la pesca, ceremonias especiales, fiestas, desempeños de trabajos, Etc.
En muchas ocasiones emplearon su propio cuerpo como soporte material de la expresión artística, dibujaron y pintaron sobre él con pigmentos vegetales, minerales y aceites. Los dibujos y los colores iban de acuerdo a las actividades u oficios que desempeñaban.
El aceite de tortuga además de ser útil para cocinar, era básico para quemar y mezclar con los pigmentos en la elaboración de unturas corporales. Estos aplicados en dibujos variados, constituían elemento esencial del atuendo indígena como expresión simbólica de la identidad cultural de cada tribu.
En sus actividades de mercado, organizadas en las playas de los ríos comerciaban con sus canoas, flechas, cerbatanas, esteras, cestas, hamacas, veneno, pigmentos, piedras preciosas collares, manillas, la cerámica pintada, ollas gruesas para hervir el aceite de tortuga, la cerámica rústica, los ralladores de yuca, los morteros de madera y fibras para manufacturara de artesanías. Estos elementos eran construidos por mujeres, hombres y ni8ños dirigidos por el Chamán.
El diseño del caserío se ajustaba a la organización social de bandas. Había cuatro tipos de construcciones:
1- Las destinadas a vivienda, eran de forma ovalada y estaban armadas sobre horcones, con techo y paredes de palma.
2- La casa del Chamán, guía espiritual.
3- La casa de trabajo, de forma rectangular, sin paredes, era compartida diariamente por hombres, mujeres y niños.
4- La casa de la menstruación, se alzaba sobre un plano rectangular, sin una de las paredes frontales, se hallaba a distancia del caserío. En este lugar de reclusión, hoy como ayer la niña púber permanece aislada durante un mes, con la cabeza cubierta y recibe instrucciones sobre su comportamiento futuro como esposa, madre y ama de casa.

En la casa de trabajo. Las mujeres preparaban comida y trabajaban en cerámica, modelando los recipientes para recoger agua de los arroyos, y cociendo vasijas para tostar el mañoco.
Los hombres tejían chinchorros de palma de moriche o cumare y fabricaban canastos, bandejas y cernidores de esparto; también tejían redes de pescar, canastos para cargar frutos e instrumentos de caza y pesca.
Las lanzas de madera, los arcos y las flechas se utilizaban para la cacería de mamíferos, aves y peces. Utilizaban el instrumento con punta de madera, hueso o metal para cazar mamíferos, flechas de punta roma para cazar aves, diseñadas así para proteger el cuerpo del pájaro y flechas cortas para pescar.
En estuches construidos en bambú decorados se guardaban los pigmentos de decoración facial. Con huesos construían instrumentos para hilar algodón e inhaladores de Yopo.
El vestido de tela de corteza de árbol se decoraba con colores vegetales, las mujeres usaban un traje estilo falda y los hombres un guayuco, estilo tanga. La decoración de las mujeres era pintura roja sobre los pómulos y collares de frutos de palma. En sus danzas los hombres se pintaban la nariz y la frente con pigmentos rojos y lucían coronas de plumas, grandes collares con colmillos, picos, plumas y garras variadas.
En la construcción de canoas, preparación de bebidas, siembra, cosecha y pesca, el Chaman dirigía el ritual. Vestido con la piel y las plumas de una guacamaya, cuyas alas se extendían sobre los hombros por detrás, se cubría el pecho y la espalda con collares de dientes de jaguar y en la cabeza llevaba una corona de garras de tigre combinada con plumas de diferentes colores. En una bolsa de piel de tigre levaba el yopo, los inhaladores, piedras y el cristal de roca recibido de Kúwai, el dios creador del mundo y del hombre. En la mano agitaba la maraca, hecha de calabazo y rellena de papas y alas de cucarrón. Su rostro decorado con pigmento negro le daba un aspecto de jaguar. Mascaba capi y con cantos invocaba protección de los espíritus para las plantas, los animales y el hombre.

COMUNIDAD “EL CIMARRÓN”
GRUPO ÉTNICO SIKUANI

Conviven aproximadamente 200 habitantes entre hombres, mujeres y niños.
Son desplazados procedentes del Meta, Vichada y el Guaviare. Se agrupan en familias y están dirigidos por un capitán indígena.
Están ubicados en el resguardo de la comunidad de EL PAUJIL.
Actividades Artísticas
Por descendencia son artesanos, utilizan los productos vegetales que le ofrece el medio para tejer, moldear y tallar diferentes objetos. La actividad artística en ésta comunidad está relacionada con las necesidades que viven actualmente: económicas, sociales, culturales, familiares…
La técnica y la materia prima para trabajar el arte han tenido grandes cambios en los sikuani de hoy, han adoptado procedimientos y nuevos materiales para expresar su creación artística.
En la pintura de objetos y dibujos además de utilizar los pigmentos vegetales y minerales le agregan vinilos, témperas y acrílicos que compran en el comercio.
En los tejidos de mallas de pescar y chinchorros utilizan nylon o plástico, elementos que no son de su tradición.
En la elaboración de lanzas, arcos y flechas combinan la madera con productos derivados del hierro como puntillas, varillas, ángulos, Etc.
El rallador de yuca ya no lo diseñan con piedras pequeñas como antes, conservando la forma y las figuras tradicionales, hoy en día utilizan una lata a la cual le abren huecos con una puntilla y la pegan sobre una tabla para obtener el rallador.
OBJETOS SEGÚN LA UTILIDAD
1- PARA FABRICAR EL MAÑOCO Y EL CASABE
Sebucán, Rallador y Budare.


2- PARA LA CAZA Y LA PESCA
El arco y la flecha, cerbatana, lanza, el arpón, Cacure, mallas, anzuelos.


3- ARTESANÍAS: Manufacturas.
Tejidos en: bejuco, fibra de CHiqui chiqui y corteza de palma.
Cerámica: Moldeado en arcilla
Talla en madera

La arcilla y las fibras vegetales se están combinando para diseñar y elaborar nuevos productos artesanales, algunas vasijas de barro están siendo terminadas con tejidos de fibra Chiqui chiqui y decorados en el centro con este mismo material.
En la elaboración de arpones y flechas se están utilizando puntillas gruesas o pedazos de varilla para incrustarlos en la punta de estos elementos. Con un martillo o maseta se golpea el metal hasta aplanarlo y con la ayuda de una macheta y un hacha se raja para diseñarle ganchos y convertirlo en un arma de cacería y pesca.
Fabrican instrumentos musicales como carrizos y flautas para entonar sus melodías.
Diseñan y utilizan corteza de árbol para fabricar los trajes utilizados en las danzas y las ceremonias especiales. Para estas actividades se aplican unturas corporales, pintan los trajes con achiote y otros pigmentos vegetales, vinilos y témperas.

EL GRUPO DE ARTES DEL GRADO ONCE (11º) DEL COLEGIO LA PRIMAVERA, INVESTIGÓ SOBRE ALGUNAS ACTIVIDADES ARTÍSTICAS DE ESTA COMUNIDAD Y CON LA ASESORÍA DE UN ARTESANO LOGRÓ CONSTRUIR UNAS DE ELLAS.

1- EL SEBUCAN: se utiliza para exprimir la masa de la yuca con la cual se fabrica el mañoco y el casabe, en este proceso se le extrae el yare( veneno de la yuca brava)

TEJIDO DE UN SEBUCAN

OBTENCIÓN DE LA MATERIA PRIMA. (Corteza de palma en tiras delgadas)

Se inicia entrelazando las tiras entre sí formando un tejido especial algo parecido a una esterilla, poco a poco adquiere una forma cilíndrica.





Su forma y su flexibilidad le permiten alargarse para cumplir con su función de exprimir y ayudar a secar la masa de la yuca.
2- TEJIDO DE UNA ARTESANIA (CANASTO EN FIBRA CHIQUI CHIQUI)


La fibra se obtiene del cogollo de la palma CHIQUI - CHIQUI

Se teje en forma circular para darle forma a la artesanía, utilizando una tira de fibra la cual se enrolla y se amarra con hilos de la misma fibra.











3- CERAMICA( trabajo en arcilla)

La arcilla se mezcla con ceniza obtenida de la quema de cáscara de árbol.

TÉCNICA: Mediante rollos de arcilla de igual grosor se construye el objeto.


Se humedece y se unen los rollos para dar forma a la cerámica. Se deja secar.

Cuando están secos los objetos se queman para darle dureza y resistencia.
- El último paso es lijar, pulir y pintar la cerámica.
La terminación es bastante rústica, ya que el procedimiento utilizado no es muy técnico, es rápido y no se observa secuencia en los pasos de construcción.










ROMERO Ibarra, María Eugenia. La Orinoquía Colombiana: Sociedad y Tradición Musical. En: Ensayos Orinoquenses. Parte IV. Estos textos fueron presentados en los programas de la Radio Nacional, Panorama de la Música Colombiana (Colcultura, Bogotá, 1981). Grabaciones de esta música fueron entregadas a la Casa de la Cultura en Villavicencio en la fecha de esta conferencia. 24 de octubre, 1986.

Título: LA ORINOQUIA COLOMBIANA: SOCIEDAD Y TRADICION MUSICAL, parte 4
4. ILUSTRACION SOBRE LA MUSICA DE LOS GRUPOS GUAHIBO Y SALIVA DE LOS LLANOS ORIENTALES1
El propósito de esta conferencia es el de describir y resaltar algunas de las tradiciones culturales y musicales de los indígenas de los Llanos Orientales, como un aporte al estudio de sus tradiciones y como una contribución a aquellas personas que trabajan en campos especializados de los estudios musicales y la composición. Muchísimas composiciones sinfónicas y operáticas, entre unos pocos géneros del repertorio universal provienen de inspiraciones en melodías folclóricas de distintos pueblos del mundo. Entre estas composiciones debemos resaltar las obras de Bartok, Ginastera, Carlos Chávez, Silvestre Revueltas, Prokofieff, Sibelius, R. Korsakof y muchos otros. En Colombia, este trabajo lo han iniciado compositores como el maestro Mójica Mesa, Luis Antonio Escobar y otros.
Los grupos a que nos referimos hoy son los Guahibo y los Sáliva de los Llanos Orientales. Los Guahibo constituyen una familia lingüística independiente. Habitantes de las sabanas del Orinoco al oriente de Colombia, en un área comprendida entre los ríos Meta, al norte del Guaviare y al oriente del Manacacías. Este grupo lingüístico comprende una serie de subgrupos, entre los cuales podemos citar: los Cuiva de los ríos Ariporo y Aguasclaras en Arauca y Casanare; los Guayabero que habitan hoy las riberas del Guaviare; los Amorúa, Chiricoas y Yaruro prácticamente desaparecidos hoy de nuestro territorio. Se encuentran algunos Yaruro en los llanos de Venezuela. Los Sikuani de las sabanas del Vichada también pertenecen a la familia lingüística Guahibo. Actualmente no representan demográficamente un alto porcentaje sobre la población total de los Llanos de Colombia. La población Guahibo fluctúa entre 5.000 y 10.000 habitantes, constituyéndose en un núcleo de población indígena importante respecto a otras áreas indígenas del país. Se encuentran también grupos Guahibo alrededor de San Juan de Manapiare en Venezuela, en un número aproximado de 5.000 individuos.
Los primitivos habitantes de los llanos incluían los grupos Mitua, Bare y Guayape hoy extinguidos, y subgrupos de la familia Arawak, los Maipure, Achagua y Piapoco. Aunque se encuentran hoy grupos Achagua y Piapoco, estos últimos en reservas conjuntamente con grupos Guahibo, no se conoce de sus manifestaciones musicales.
Desplazados desde la época de la conquista por una actitud avasalladora del español y del misionero, muchos de los indígenas murieron a causa de enfermedades y epidemias. Los cronistas de la época los describen como cazadores y recolectores nómadas. Como veremos más adelante, esa forma de subsistencia ha sido notoriamente modificada. Comunidades enteras de Guahibo y otros grupos de los Llanos fueron tomados como esclavos para ser vendidos en la Guayana. Los Guahibo, a su vez, aprendieron también el arte de traficar con esclavos y subyugaron a otros grupos indígenas.
Algunos de los grupos de los Llanos eran cultivadores y pescadores; así pudieron suministrar alimentos a la población conquistadora. La esclavitud y sometimiento a las misiones y encomienda la evitaron algunos grupos mediante la evasión.
Las crónicas del siglo XVII describen a los Guahibo como comerciantes de aceite de palma de seje, fibras de palma de cumare, hamacas y esclavos. Ante la fundación de las misiones jesuitas, los Guahibo respondieron en forma violenta, atacando e incendiando las haciendas y pueblos, así como atacando las expediciones que viajaban en falcas por los ríos Meta y Orinoco. Estas incursiones también las adelantaron los Caribe, de tal manera que por muchos años, en los siglos XVII y XVIII la región era considerada como una tierra de innumerables peligros para expedicionarios y misioneros. Después de los Caribe, los Guahibo fueron los indígenas más temidos del Orinoco.
El establecimiento de las haciendas ganaderas en las sabanas del Arauca, Casanare y Meta y en los llanos de Venezuela ocasionó un enorme cambio en la forma de vida de los grupos indígenas. Se ha observado que durante los últimos 15 años, han cambiado su hábitat de sabana por selva tropical en la cercanía de los ríos Guaviare y sus afluentes.
Estos cambios territoriales se han debido al impacto causado por la colonización y la situación política en las regiones cercanas al río Meta. Las zonas más densamente pobladas por Guahibo hoy son las regiones adyacentes a los afluentes de los ríos Meta, Muco y Uva.
Los mitos y rituales Guahibo están íntimamente relacionados con los animales y con el medio ambiente que los rodea. Poseen historias acerca del origen de los animales, de la gente y de los fenómenos de la naturaleza. El origen de la luna se remonta a un baile realizado por la familia Tsamani cuyos miembros se pusieron a bailar para ascender al cielo en forma de termitas, hormigas que salen de sus refugios en el comienzo de la época de lluvias, localmente llamadas bachaco. La mitología Guahibo explica el origen de su gente cuando después de una gran inundación, se ahogaron todos los animales, menos el chiguero que se murió de hambre. "Para no ahogarse el picure se volvió paujil y el venado se volvió bachaco y se enterró. Nuestra gente era muy numerosa antes de la inundación; mucha gente se ahogó".
"Los que tenían canoa se ahogaron todos. Otros hicieron balsa y se salvaron; en el Vichada hicieron balsa. Otra gente hizo balsa por el Arauca abajo en Venezuela; éstos se volvieron blancos..."
Los Guahibo se llaman a si mismos Guayapropiwiwui, gente de la sabana. Las actividades de subsistencia las organizan de acuerdo a los regímenes de lluvia y sequía. Hoy, algunos grupos Guahibo se dedican a la agricultura estacional y aún a la ganadería ante la escasez de los recursos de caza y pesca. La tecnología para estas labores depende de la sociedad blanca e incluyen en su subsistencia productos como fríjol, calabaza, maíz, plátano, piña, caña, yuca. Recogen semillas, frutas, raíces, gusanos de moriche, hormigas, grillos, productos que consideran un plato delicioso. Tanto los huevos de tortuga como su carne, son muy apreciados. Distinguen en su organización social las bandas locales a manera de unidad residencial basada en el parentesco. Así distinguían antes, la gente del Meta, del Ariporo, del Muco y del Duyo. Se llamaban a sí mismo naciones.
Aparentemente esta organización de bandas locales ha ido desapareciendo debido a la movilidad y conflictos político sociales en la región.
Los bailes más importantes de los Guahibo son los siguientes:
1. Baile del Cachoe' venado
En éste se utiliza como instrumento principal un cuerno elaborado del cráneo del venado, tapado con cera de abeja silvestre. El baile lo ejecutan grupos de siete mujeres y siete hombres. Antiguamente se vestían con guayucos de corteza de árbol de matapalo (mapanaba). (Música grabada por la autora en 1972, en la región de Planas y Tiyabá llamado Owei mataeto).
2. Baile del Carrizo
Asociado a rituales y fiestas de cosecha del maíz o cuando tienen algún motivo especial de jolgorio (visitas de parientes, por ejemplo). Se denomina baile del carrizo porque los instrumentos principales son las flautas de carrizo denominadas Jirabere (o jiwabu). El baile del carrizo se llama jiwaburo. Estas flautas tienen por lo general seis tubos de dos centímetros de diámetro y se deja un tubo suelto. Dos flautas llevan las melodías y son tocadas alternadamente por los hombres. Las melodías por lo general son en tónica menor y en intervalos de terceras. Otras flautas también de carrizo (o de pan) las llaman Yalerú pero son más pequeñas que las flautas jirabere. Durante los bailes mastican xuipa (Banisteriopsis caapi) y aspiran yopo (Dopanae - Piptadenia pereguina) para el cual utilizan dos huesos de ave introducidos por la nariz. En este baile se utilizan maracas (tsistito).
3. Baile del Yarake
Un tercer género de baile Guahibo es el Yarake o Yalecuma; en el cual cantan los hombres y las mujeres sin utilizar ningún instrumento musical. Se identificaron más de cuatro estructuras melódicas diferentes para este género de canto en donde sobre una misma base melódica en tónica menor, se hacen variaciones.























































2.2. ubicación, etnohistoria, costumbres, creencias.
Notas y Citas textuales:
1. QUEIXALÓS, Francisco. (1988). "Lenguas y dialectos de la familia lingüística Guahíbo" en Estado actual de la clasificación de las lenguas indígenas de Colombia, pp. 189 - 217. María Luisa Rodríguez de Montes (compiladora y editora). Bogotá, Instituto Caro y Cuervo).


YÉPEZ, B. (1984). La música de los guahibo: sikuani - culba. Bogotá, Fundación de Investigaciones Arqueológicas
Nacionales.




Bibliografía
ORTIZ GÓMEZ Francisco / Helena Pradilla Rueda. Indígenas de los Llanos Orientales. En: Introducción a la Colombia Amerindia. ICANH. Bogotá,

DE RIVERO, Juan. Historia de las Misiones de los Llanos de Casanare y los Ríos Orinoco y Meta. Cap. XIV: Trata el Padre Monteverde de Fundar a los Guagibos y Chiricoas; Dase Noticia de Estos Indios, y de sus Propiedades y Costumbres. En: www.banrepcultural.org/blaavirtual/libros

QUEIXALÓS, Francesc. Lenguas y dialectos de la familia lingüística Guahíbo. En: Estado actual de la clasificación de las lenguas indígenas de Colombia. María Luisa Rodríguez de Montes (compiladora y editora). Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1988.
QUIEXALÓS, Francesc. Jiménez, Rosalba. Wajaliwaisianü. Sikuani Piatiriwi Pexi Tsipaeba. Fundación Etnollano. Segunda Edición. Bogotá, 2010.

DE FRIEDEMANN, Nina – Arocha, Jaime. Herederos del Jaguar y la Anaconda. Cap. II: Guahíbos: Maestros de la Supervivencia. Carlos Valencia Editores. Cuarta Edición. Bogotá, 1993.

Microsoft ® Encarta ® 2008. © 1993-2007 Microsoft Corporation.

AGUDELO Castro, Luz Marina. Los pueblos indígenas de Colombia 1997. “Chiricoa”, En: Geografía Humana de Colombia, Tomo III, Vol., 1, Región de la Orinoquia, 1993. DANE: Censo 1993 - Proyección 2001.

GOMEZ AUGUSTO, Javier. Profesor Titular, Departamento de Antropología, Universidad Nacional de Colombia. Reseña sobre el libro Las Nuevas Tribus y los Indígenas de la Amazonia. Historia de una Presencia Protestante de Gabriel Cabrera Becerra. En: Revista historiacritica.uniandes.edu.co Facultad de Ciencias Sociales, Departamento de Historia. Universidad de los Andes.

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